LA DEPENDENCIA EMOCIONAL EN LA RELACIÓN DE PAREJA
Tomar consciencia sobre la manera en que vivimos nuestras emociones para poder tener una vida más saludable, está siendo cada vez más valorado. Qué sensaciones y
emociones elaboramos a través de nuestra percepción y que nos llevan a la construcción de los sentimientos.
Estudios sociológicos nos muestran cómo la
dinámica de las relaciones familiares ha ido cambiando a lo largo de la
historia. Los movimientos sociales han
expresado nuevas formas de vivir y nuevas maneras de interaccionar entre las
personas que han constituido los núcleos sociales.
En lo que respecta, a los roles familiares y al significado de la
formación familiar en sí, la religión ha jugado un papel primordial en la
defensa de una imagen patriarcal. La veneración a la figura paterna como
creadora, a la que se debe culto y obediencia.
Si bien a la mujer se le posiciona como madre, valorada por su don de
procrear, su rol familiar estará asentado en seguir los dictámenes que por ley
divina ya están asentados, en la obediencia a la figura autoritaria del padre,
y que con el casamiento, quedará entregada a la figura masculina que dictará
las maneras de hacer.
De esta manera, la desigualdad social respecto a los roles familiares
en el contexto social forman parte de la crianza del ser humano.
En la sociedad del siglo XXI, una menor atención a las emociones y a
los sentimientos frente la importancia de la inteligencia y los procesos
psicológicos cognitivos, unidos al patriarcado y al dualismo de cuerpo-mente,
se valora más por encima de la emoción.
La realidad es que las emociones forman parte innata del ser, y se
encuentran en la base de las relaciones de pareja, las familias y en la
historia vital de la misma.
La DEPENDENCIA EMOCIONAL hace
referencia a la necesidad extrema de
carácter afectivo que una persona siente hacia la pareja en sus distintas fases
de formación. El comportamiento se dirige hacia la sumisión en pro de la
complacencia de la pareja, con pensamientos obsesivos hacia la pareja
encubrimiento un profundo sentimiento de abandono.
Podemos destacar ocho
características diferenciadas:
- Necesidad constante del otro.
- Deseo de exclusividad en la pareja; en doble sentido, es decir aislarse voluntariamente para dedicarse a la pareja, y que por ende la pareja se corte de la misma manera.
- Prioridad de la pareja por encima de cualquier persona, de los hijos e incluso de uno mismo.
- Visión idealizada de la pareja en pro de una visión empequeñecida y negativa de sí mismo, valorando a la pareja como alguien salvador, teniendo la pareja a su vez una visión distorsionada que tiene la relación como de pleitesía que el dependiente debe rendirse.
- Relaciones basadas en la sumisión y subordinación. La sumisión es una ofrenda, como pago para que el objeto de amor tenga bien estar próximo al dependiente, y a la vez, medio para preservar a relación. Con el tiempo, ambos papeles se agudizan en la relación.
- Historia de relaciones de pareja desequilibradas: bien sucesión de relaciones de pareja (desequilibradas y tormentosas) o una sola relación (pero que sea la más larga y significativa en la vida del individuo).
- Miedo a la ruptura o “ansiedad de separación” (Bowlby, 1993b): por muy mala que sea la relación, soportando el sujeto humillaciones, desprecios o malos tratos, lo peor que puede suceder es que la relación se rompa y que la persona a la que se ha aferrado marche.
Las mujeres víctimas de maltrato manifiestan verbalmente
dicha ansiedad de separación,
que dificulta la toma de decisión de
cese de convivencia y la ansiedad se mantiene tras la ruptura de la relación.
La teoría del
apego de Bowlby como teoría explicativa evidencia las
características que definen el apego:
El apego se caracteriza por el esfuerzo en mantener la proximidad con la persona a la que se está
vinculada-o; mantenimiento de contacto sensorial privilegiado; relaciones con
el entorno más eficaces explorando desde la figura del apego como base segura y
ansiedad ante la separación, sentimientos de desolación y abandono ante la
pérdida. Se le da mayor capacitación
al otro al que se sigue.
La
dependencia emocional es denominada asimismo Apego
paradójico (Saltijeral, Ramos y Caballero,
1998) o Unión
traumática (Dutton y Painter, 1981).
La
DEPENDENCIA EMOCIONAL, puede
entenderse según los grados de intensidad como un RASGO O ESTADO de la
personalida
- La dependencia emocional como ESTADO atribuible a su relación actual (no se ha producido otra relación desequilibrada en su historia vital. Una mujer con clínica normal y autoestima estable se puede encontrar en una relación patológica).
- En la dependencia emocional como RASGO, las características típicas de este trastorno habrían estado a lo largo de toda la vida de la víctima (no solo en la relación actual), como una dependencia pre-existente, con rasgos desadaptativos arraigados que permanecen en el tiempo. El diagnóstico sería trastorno de la personalidad no especificado y tiene significación clínica ya que afecta a múltiples áreas de la vida de la mujer (laboral, social y descuido de su salud).
La dependencia emocional derivada de la situación de maltrato se suma
a la posible existencia de dependencia emocional previa, influyendo para que se
produzca la continuación en la situación de violencia en la pareja, y se
sostenga su convivencia.
Un abrazo,
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